sábado, 5 de octubre de 2013

EL MAGO DE OZ (1939)

"Oh tía Emma, se está en casa mejor que en ningún sitio"

Existen películas que han traspasado la barrera del tiempo y que generación tras generación se han convertido en obras de culto. Normalmente estas películas no suelen coincidir con una obra muy popular, taquillera o comercial. En este caso se dan todas las circunstancias.

Protagonizada por una jovencísima Judy Garland de 15 años, "el mago de oz" se estrenó en 1939. Su director fue el exigente Víctor Flemming que aunque no la terminó, sí firmó su autoría.
Si hay algo significativo en esta película aparte de su puesta en escena, vestuario o interpretaciones, es su banda sonora y en especial una canción que hoy en día se sigue escuchando y que se ha convertido en todo un clásico de la cultural musical contemporánea: "over the rainbow". Existen multitud de versiones e incluso se ha convertido en un himno gay. Quizás se deba al significado de la letra de la canción:

En algún lugar sobre el arco iris
en lo más alto
hay una tierra de la que oí hablar
una vez en una canción de cuna

En algún lugar sobre el arco iris
los cielos son azules
y los sueños que te atreves a soñar
se vuelven realidad

 Algún día pediré un deseo a una estrella
despertaré muy lejos de las nubes
dejándolas atrás
 donde los problemas son como gotas de limón
lejos, muy por encima de las chimeneas
ahí, es donde me encontrarás...
  
Un canto de esperanza por encontrar un mundo mejor, sin ninguna clase de discriminaciones, donde se pueda vivir en total libertad y donde los problemas sean como gotas de limón (impensable siquiera imaginar algo así en los tiempos que corren aunque si todos nos uniéramos para conseguir este único objetivo, cuánto cambiarían las cosas). Judy Garland nunca terminaba sus conciertos sin cantarla. Curiosamente, este tema estuvo a punto de no ser incluido en el filme porque los productores pensaban que entorpecía el desarrollo argumental de la historia. Finalmente se incluyó (y bendita inclusión)

Fue una película que nació grande como grandes fueron también sus complicaciones en el rodaje. El actor Buddy Ebsen iba a interpretar originalmente al hombre de hojalata pero tuvo que abandonar el rodaje porque el polvo de aluminio que llevaba su maquillaje era tóxico y como consecuencia le produjo una grave reacción alérgica. Cuando Jack Haley le reemplazó, el maquillaje se cambió y se puso una pasta debajo con el fin de que no tuviera que inhalar demasiado aluminio. Nadie se atrevió a contarle nada de lo que le sucedió al actor original hasta que la película no estuviera finalizada (daba gusto trabajar con esta gente...) Pero esto no fue todo porque el vapor que salía del disfraz del hombre de hojalata asustaba tanto al pobre perro de Dorothy (el personaje que encarnaba Judy Garland) que cada vez que le veía echando humo, salía corriendo. En una ocasión, un extra que encarnaba a un esbirro de la bruja del oeste, pisó involuntariamente al pobre Totó obligándolo a estar dos semanas fuera de rodaje siendo sustituido por otros dos iguales a él. 
Bret Lahr (el león cobarde) tuvo que luchar contra el hambre y la sed durante unas cuantas jornadas antes de pedir que le cambiaran el maquillaje facial en el que se incluía una bolsa de papel marrón que le impedía ingerir otra cosa que no fueran batidos y sopas. Los caballos del palacio de la ciudad esmeralda también fueron maquillados. Se les colorearon con cristales de gelatina y sus escenas tuvieron que ser rodadas a toda velocidad porque los caballos no paraban de lamer su maquillaje. 
¿Quién da más? O mejor dicho ¿le pudo pasar algo más a alguien? Pues sí. Margaret Hamilton, la actriz que interpretaba a la bruja mala del oeste, sufrió graves quemaduras en la escena en que abandona la tierra de los Munchkin (los cientos de enanos que tantos quebraderos de cabeza dieron a Víctor Flemming para evitar sus borracheras y tenerles controlados y listos para actuar. Cuenta la leyenda que incluso hacían orgías en el plató) y justo en el momento en que desaparece, el aparato encargado de crear el humo de colores tuvo una avería que casi la quema viva. Además su maquillaje era tan complicado de quitar que a la actriz le quedó un tono verdoso en su rostro durante mucho tiempo después de terminar la película.

No se por qué corrió el rumor de que "el mago de oz" fue una película maldita. Quizás la leyenda negra de esta cinta aumentó con la creencia de que uno de los enanos se suicidó mientras se rodaba la escena en la que Dorothy, el espantapájaros y el hombre de hojalata paseaban por el camino de baldosas amarillas mientras cantan la canción "we want to see the wizard of oz". Al parecer, a lo lejos se puede observar algo que parece colgar de un árbol. Según "fuentes oficiales" se trataba de un ave que mueve su cuello y cabeza a ambos lados, dando la impresión de que algo colgaba en el fondo de la imagen. Las malas lenguas creyeron en la teoría del suicidio y la explicación de por qué no se eliminó ese momento en el montaje final es porque salía muy caro repetir la escena.
No se si estoy escribiendo detalles del rodaje de "el mago de oz" o el resumen de una novela de Stephen king. Como detalles curiosos (y no morbosos - no voy a contar los sufrimientos de la pobre Judy cuando le vendaban los pechos, para que pareciera más joven), señalar que los zapatos (los chapines que calzaba Judy Garland) en un principio fueron plateados hasta que un día llegó el productor Louis B. Mayer y ordenó, para realzar el technicolor, que fueran rojos. Hasta siete pares de zapatos se utilizaron en el filme. Y para terminar con las "curiosidades", Víctor Flemming tuvo que abandonar el rodaje para incorporarse a la dirección de "lo que el viento se llevó" tras el despido de su director George Cuckor, pero bueno, esta es otra historia que tendrá su capítulo. King Vidor fue el encargado de terminar la película y rodar las escenas en un blanco y negro (muy sepia)


Son muchas las anécdotas y curiosidades que rodean a este clásico del séptimo arte pero al fin y al cabo, el resultado es el que importa y en este caso es espectacular y mágico como la magia que desprende "el mago de oz".

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